Ma. Graciela García. IBERCIENCIA. Comunidad de educadores para la cultura científica
En la sociedad del conocimiento en que vivimos, aprender no está
restringido al horario escolar, sino que por el contrario, cada
individuo puede aprender de muchas maneras, siguiendo sus propios
intereses y también en diferentes espacios y tiempos.
A partir de mi experiencia docente he
constatado que los estudiantes presentan una gran dicotomía frente al
uso de la tecnología, tienden a utilizar con idoneidad los programas
para bajar películas o música, se comunican con sus pares mediante
correo, Facebook, etc. Pero no sucede lo mismo cuando necesitan enfocar
este uso en el desarrollo de habilidades más específicas que les
permitan seleccionar y utilizar con criterio la información que
encuentran en la red, tampoco se sienten seguros cuando deben navegar
en las páginas interactivas de asignaturas específicas y, menos aún, si
éstas presentan autoevaluaciones.
Internet les ofrece una amplia gama de información de casi todas
las temáticas que se quieran indagar, pero no les dice cómo buscar,
seleccionar, aceptar o rechazar. Es en el nuevo contexto en el que
tanto docentes como estudiantes debemos de asumir la responsabilidad de
contrastar la información con los conocimientos, generando conflictos
cognitivos, discusiones y reflexiones críticas.
La red debe constituir un espacio favorable para la reflexión y
para la crítica entre sus integrantes, estimulando el debate respecto a
ideas, prácticas y propuestas, así como también el desarrollo del
razonamiento lógico y de la capacidad de análisis, lo que permitirá el
desarrollo de alternativas frente a los problemas planteados.
Inmersos en un mundo tecnológico donde la ubicuidad de la era 2.0
influye en los diferentes componentes de su educación a saber los jóvenes tienen una vida social que necesariamente está mediada por
las pantallas múltiples, este nuevo contexto de hiperconectividad hace
que cambie la forma de comunicarse, de divertirse, y por supuesto de
formarse.
Es así que las redes sociales educativas intentan utilizar las
facilidades que brindan las redes sociales para gestionar los
conocimientos y el aprendizaje permitiendo que los contenidos adquieran
otra relevancia.
Las redes sociales constituyen una nueva forma de interactuar que
permiten publicar sin intermediarios cualquier tipo de información y a
su vez obtener respuestas inmediatas. Todo este conocimiento colectivo
generado, necesita ser gestionado para favorecer el desarrollo de nuevas
formas de pensamiento que permitan responder con soluciones creativas a
una realidad que es cada vez más compleja.
Fuente: oei.es/divulgacioncientifica
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